revista de la asociación española de medicamentos genéricos AESEG
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c
omunicación
TRIBUNA
Yo comunico, tú interpretas,
él se alarma…
E
stá reciente en el recuerdo el revuelo
informativo que creó sin querer
la
Agencia Internacional para la
Investigación del Cáncer
(IARC), cuando
manifestó que comer 50 gr diarios de carne
procesada aumenta un 18% el riesgo de
sufrir cáncer colorrectal. Para llegar al titular
sensacionalista (‘El embutido produce
cáncer’) había un solo paso, demasiado
atractivo como para que algunos medios
no se sintieran tentados a darlo.
Los profesionales rigurosos se apresuraron
a contextualizar el dato de riesgo rela-
tivo con respecto al absoluto, pero para
entonces sus voces tuvieron que abrirse
paso entre el ruido de las que afirmaban
que las salchichas son tan cancerígenas
como el tabaco. Si esta contextualización
hubiera estado presente en el comunicado
de la IARC, se podría haber evitado lomás
grueso del alarmismo.
España
tiene muy buenos periodistas de
salud. Profesionales rigurosos, cons-
cientes de la importancia de contrastar
la información, adoptar una actitud
crítica ante las notas de prensa de una
farmacéutica, un regulador o un centro
de investigación, consultar a fuentes
independientes y delimitar contextos,
para templar entusiasmos o alarmismos
que no proceden. Lamentablemente,
este tipo de noticias no siempre están cu-
biertas por periodistas especializados.
Iniciativas como las ‘Jornadas de Bioes-
tadística’ de la
Asociación Española de
Comunica-
ción Científica
(AECC), con la
Fundación Dr. Antonio Esteve
, tratan de
formar
en estas cuestiones
. Pero hay que
redoblar esfuerzos para conseguir que la
sociedad no reciba informaciones distor-
sionadas, y en esta labor tienen un papel
determinante los eslabones iniciales
de la cadena informativa: los comuni-
cadores responsables de trasladar a los
medios el último hallazgo biomédico, el
lanzamiento de un nuevo medicamento
o la actualización de una normativa.
En España también hay muy buenos
comunicadores especializados —tanto
ellos como los periodistas se cuentan en
las filas de la AECC— que saben cómo
aplicar el rigor en su trabajo diario.
Este rigor pasa por no dejar lugar a ambi-
güedades ni caer en un lenguaje sensacio-
nalista, así como por declarar las fuentes
de financiación de una investigación y los
posibles conflictos de interés. Las conse-
cuencias de no hacerlo pueden ser más
profundas de lo que parece: el llamado
movimiento antivacunas seguirá creyendo
que la vacunación provoca autismo, pese a
que hay pruebas de
que
AndrewWakefield
di-
fundió esta idea siguiendo intereses
económicos. Si a los periodistas les corres-
ponde destapar casos fraudulentos como
éste, a los comunicadores les corresponde
el compromiso de mantener la ética por
encima de cualquier otra consideración.
Porque los periodistas y comunicadores
de salud tienen un público aún más
importante que la sociedad en general, al
que deben una transparencia y un respe-
to máximos: los pacientes y sus familias.
La difusión de hallazgos biomédicos
básicos, si quiere ser de calidad, pasará
por recordar al público las fases de un
proceso de investigación, las pruebas por
las que todavía debe pasar una molécula
para verificar su viabilidad como medica-
mento y el tiempo que transcurrirá hasta
que llegue a los pacientes, en el caso de
que esta verificación se produzca.
La ambigüedad alimenta falsas esperanzas
y, a la larga, mina la confianza de los pacien-
tes en los investigadores; una secuela que
no nos podemos permitir. Ya en el ámbito
clínico, nunca hay que dejar de explicar los
costes de una nueva intervención o terapia,
y cuantificar sus ventajas y desventajas con
respecto a las alternativas existentes.
En resumen: transparencia y rigor. La so-
ciedad es objeto y sujeto de los avances
biomédicos y farmacéuticos, y demanda
cada vez más información de calidad.
Una tarea no menos importante que lle-
var a cabo estos avances es mantenernos
a la altura en su difusión.
“Una tarea no menos
importante que llevar a
cabo avances biomédicos
y farmacéuticos es
mantenernos a la altura en
su difusión”
Vanessa Pombo
Vocal de la Junta de la
Asociación Española de
Comunicación Científica
en Twitter: @ComuniCosmos