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utilización de los mismos y un uso
responsable, con el correspondiente
consejo de un profesional sanitario,
no tiene sentido comparar los
medicamentos genéricos con las
marcas blancas.
El mundo de la salud, para el
beneficio del paciente, es diferente.
Hablamos de medicamentos, con
una normativa y unas agencias
reguladoras que controlan sus
garantías de calidad, seguridad y
eficacia.
En España, los medicamentos
genéricos comienzan su historia
en el año 1997, hace ahora 20
años. Desde un primer momento,
como en el resto de países de
Europa (a diferencia de otras
zonas del mundo), las exigencias
para su posterior comercialización
son muy elevadas. Hablamos de
medicamentos ‘bioequivalentes’,
es decir, que han demostrado con
ensayos clínicos en pacientes que su
comportamiento en el organismo es
el mismo que el del medicamento
original.
Lógicamente, como se trata de
personas, existe cierta variabilidad,
incluso dentro un mismo individuo
en diferentes momentos a lo
largo de su vida o de su proceso
patológico. Por eso, se permite a
todos los medicamentos, también
a los de marca, una variabilidad
limitada en diferentes parámetros
farmacocinéticos (concentración
plasmática, tiempo de concentración
máxima, área bajo la curva… que no
en la cantidad de principio activo),
siempre con la garantía de que no
haya diferencias en la eficacia del
medicamento.
¿Y por qué comienzo hablando
de todo esto? Porque, aunque
mayoritariamente existe una
aceptación, reconocimiento y apoyo
a estos medicamentos tras 20 años
de uso continuado, todavía siguen
apareciendo informaciones falsas,
interesadas, o a veces motivadas por
el desconocimiento, que generan
desconfianza y reticencia respecto
al uso de estos fármacos. Por eso,
tenemos que seguir trabajando
en campañas de formación e
información a los ciudadanos y a
los profesionales sanitarios que les
permitan conocer la realidad de
los medicamentos genéricos y que
faciliten su confianza en ellos.
A lo largo de estos 20 años, el amplio
uso (aunque todavía insuficiente)
de los medicamentos genéricos ha
producido grandes ahorros, no sólo
en los bolsillos de los pacientes, sino
también en las ajustadas cuentas
de una Administración Pública
que ha sufrido la crisis de manera
intensa. Más de 20.000 millones de
euros de ahorro, obtenidos como
consecuencia de la competencia en
precios y los sistemas de precios de
referencia establecidos desde 1999,
actuando como reguladores del
precio de los medicamentos en el
mercado.
Precisamente, las diferentes
regulaciones de precios, cambiantes
a lo largo de los años y con distintos
criterios en las 17 comunidades
autónomas de nuestro Estado, han
sido un enorme caballo de batalla
para un sector que tiene gran peso
dentro de la industria farmacéutica
nacional. Las empresas necesitamos
estabilidad y previsibilidad para
poder invertir, desarrollar y fabricar
““
Las diferentes regulaciones de precios,
cambiantes y con distintos criterios en las
17 CCAA, han sido un enorme caballo de
batalla