Visión 360º del genérico: Jesús Aguirre
España llegó tarde a los genéricos. Lo hizo en 1996, cuando el resto de los países de nuestro entorno habían introducido esta opción en los años ochenta. Sin embargo, hemos progresado adecuadamente, pasando de un porcentaje del 12% sobre los medicamentos dispensados hasta el 50% de hoy. Llegamos tarde, sí, pero nos pusimos rápidamente al día gracias a que los genéricos enseguida demostraron la misma confianza, la misma autenticidad y validez que el medicamento innovador o de marca. Hoy en día, el medicamento genérico es sinónimo de garantía y sostenibilidad.
Pero además, hay que recordar que el 70% de los genéricos que se dispensan en nuestro país están fabricados en España, que exporta estos fármacos en cantidades muy elevadas al resto del mundo, lo que tiene un reflejo indudable en el empleo y en el producto interior bruto (PIB) de nuestro país. Estas buenas cifras, sin embargo, no suponen que el sector esté a salvo de amenazas, como las subastas, con las que determinadas comunidades autónomas adquieren, a un hipotético menor coste, medicamentos genéricos elaborados en laboratorios deslocalizados, ubicados en países en vías de desarrollo. Esto provoca, primero, problemas de desabastecimiento serios que impiden a los ciudadanos acceder a la medicación en condiciones de equidad; y segundo, un problema de desconfianza que no tenemos con los medicamentos fabricados en España. Yo he visto las fábricas, las líneas de producción; he visto al personal perfectamente cualificado que trabaja en las fábricas españolas de genéricos, y eso me da la mayor confianza y credibilidad.
Desde el Gobierno, son ya más de cuatro años durante los cuales se han tomado medidas para conseguir la sostenibilidad del magnífico sistema público sanitario de nuestro país, y en esa política, los genéricos están resultando un factor clave al garantizar un ahorro de mil millones de euros anuales a las arcas públicas. El siguiente reto será lograr que los tratamientos con fármacos biosimilares, aún más efectivos y personalizados, sean también más accesibles en un futuro próximo, de la misma manera que ya sucedió hace veinte años con los genéricos.
No creemos que sean necesarias campañas publicitarias para promover el uso de genéricos o, en su momento, los biosimilares. La campaña se hace sola gracias a la enorme confianza y garantía que ofrecen a facultativos y pacientes estos fármacos que llevan con nosotros ya dos décadas y que tanto han contribuido a garantizar la sostenibilidad de uno de los mejores sistemas públicos de salud del mundo.