La ventaja principal de los medicamentos genéricos (EFG) estriba en el ahorro del precio final de venta al público, sensiblemente inferior al del medicamento original, ya que no se requiere amortizar las inversiones para descubrir un nuevo medicamento.
La consecuencia directa es que la reducción de precios supone un ahorro que oscila entre el 40% y el 60% respecto al coste del medicamento original. Los genéricos suponen un beneficio para el ciudadano, que paga menos por el fármaco, al mismo tiempo que contribuyen a racionalizar el gasto público farmacéutico sin que por ello haya merma de la calidad, la seguridad o la eficacia del medicamento.
Al reducirse esta factura farmacéutica, se liberan recursos públicos para que puedan ser destinados a otros ámbitos sanitarios.
Para las autoridades sanitarias, la aparición del genérico es el instrumento eficacísimo para que las marcas bajen sus precios cuando ya han amortizado sus inversiones y caducado su patente.
¿QUÉ SON LOS MEDICAMENTOS GENÉRICOS?
Un medicamento genérico es todo aquel que presenta la misma composición cualitativa y cuantitativa en principios activos y la misma forma farmacéutica que un medicamento original y se reconoce por tener en el etiquetado las siglas EFG (Equivalente Farmacéutico Genérico).