Para que un medicamento genérico sea autorizado por las autoridades reguladoras tiene que cumplir los mismos estrictos estándares de calidad, seguridad y eficacia que un medicamento original.
Los fabricantes de genéricos realizan estudios de bioequivalencia para demostrar que un medicamento genérico es intercambiable con el medicamento original de referencia.
Un medicamento genérico sólo se puede comercializar una vez que la patente y los certificados complementarios de protección (CCP) que protegen al producto innovador han caducado.
Todas las compañías farmacéuticas están obligadas legalmente a monitorizar el uso y efecto de cualquier medicamento, de acuerdo con la regulación sobre farmacovigilancia.