Visión
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del Genérico
del genérico pueda tener todos los trámites realizados
con el fin de ofrecer la opción genérica prácticamente
desde el primer minuto en que el medicamento original
deja de estar protegido por la patente.
También creo que hay que luchar contra los que de
manera interesada cuestionan la calidad de los
genéricos frente a los de marca. Hay que trabajar en el
ámbito de los pacientes y de los profesionales con
información, con campañas que muestren las ventajas
del genérico como medida de ahorro para destinar más
recursos a aspectos de la sanidad que los necesitan y
que pongan todo el énfasis en una realidad probada: la
total garantía que ofrecen los genéricos, avalada por la
Agencia Española de Medicamentos y Productos
Sanitarios (AEMPS). Las campañas informativas no
son una medida única, pero sí soy partidario de una
línea sostenida de información acerca de la calidad del
genérico y de su enorme valor para la sostenibilidad del
sistema.
La lucha por la calidad no puede, sin embargo, suponer
una discriminación positiva en favor de las empresas
españolas: habría que facilitar la competencia y, dado
que tenemos buenas empresas del genérico en
España, nada deberían temer. Tomar medidas
proteccionistas sería contrario a la libre competencia e
iría contra la normativa de la Unión Europea (UE).
Todos debemos hacer un reconocimiento al cambio
fundamental de mentalidad que en estos veinte años
han llevado a cabo los propios profesionales sanitarios:
los médicos, que hoy recetan ya con mucha frecuencia
el principio activo; y los farmacéuticos, con cuyo
compromiso también ha sido posible la total
normalización de este tipo de fármacos. A todos ellos,
así como a la industria y a los gobiernos de distinto
signo que han sabido promover los genéricos, tenemos
que agradecerles su labor y debemos pedirles que
continúen en esa línea para que el ahorro generado por
el genérico pueda dedicarse a la financiación de nuevos
medicamentos y técnicas diagnósticas que serán
necesarios en el futuro.
Nos tenemos que felicitar por el esfuerzo de muchas
compañías españolas y de otras nacionalidades por
hacer posible que estén disponibles los genéricos, por
luchar frente a muchas dificultades de competidores y
presionaran contra la aplicación de innovaciones
farmacéuticas que pueden suponer un impacto positivo
en la salud de los ciudadanos.
En ese aspecto quizá no fuera mala la competencia
entre el fabricante del medicamento de marca a precio
del genérico y del fabricante de genérico, porque, a
veces, el hecho de que estemos en un mercado
intervenido por el Gobierno, no en un mercado libre,
permite adaptar las decisiones a cada situación en
cada momento. Hubo un tiempo en que fuimos
partidarios de que, a igualdad de precio, se prescribiera
preferentemente el genérico, y puede que hayamos
llegado a un punto en que haya que modular ese
criterio.
Centrados de nuevo en el campo del genérico, los
grandes retos, a mi juicio, pasan por hacer posible con
la mayor rapidez el acceso al principio activo. La
industria ya lo está haciendo muy bien, pero dado que
siempre es posible mejorar, hay que poner todas las
facilidades y eso se traduce en medidas legislativas
que están al alcance de la administración. Por ejemplo,
un proceso más ágil y trasparente para que la industria
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