REVISTA EN GENÉRICO NÚMERO 34
i en una coctelera mezclamos a Nick Hornby ( Fiebre en las gradas , Un gran chico, 31 canciones… ) y a Stephen Frears ( Mi hermosa lavandería, Las amistades peligrosas, The Queen… ), está garantizado un cóctel que no tiene que envidiar a los negronis que elaboran Giacomo Giannotti en el Paradiso del Born de Barcelona o Chema Insausti en el madrileño Museo Chicote. Así pasó con la adaptación cinematográfica que Frears realizó de Alta Fidelidad , una de las novelas de Horby , y en la colaboración de ambos para servirnos, “mezclada, no agitada”, una miniserie que es como un vaso old fashioned , corto y de contundente cristal: State of the Union (SundanceTV, HBO y Movistar+). De inicio, lo que más sorprende de State of the Union es su formato: diez episodios, de unos diez minutos cada uno, que siguen la senda de ruptura del minutaje estándar que propuso la webserie High Maintenance , otra joya escondida de HBO. La creación de Hornby y Frears es un trago breve que destila el agradable amargor de la mezcla de la dry gin , el bitter Campari y el vermouth Carpano Rosso, un shot intenso en el que se diluye un matrimonio en crisis, el formado por Tom ( Chris O’Dowd ), crítico musical en paro, y Louise ( Rosamund Pike ), médica en un geriátrico, minutos antes de acudir a su sesión semanal de terapia de pareja. La puesta en escena es simple: gente hablando en un pub, pero ahí está la dificultad para hacer atractivo el producto. Pongámonos en situación. Un único escenario, un pub victoriano del suroeste de Londres, el Thatched House, lo que exige continuos cambios de planos y una combinación de tomas cortas y largas para evitar una escena estática. Dos personajes aislados del entorno librando un gran duelo interpretativo, el twist que potencia el sabor humano y realista de la historia. Ella apura una copa de vino blanco, él una pinta de Fu- ller’s London Pride , todo con un crucigrama de por medio… Este es el hábitat en el que Tom y Louise preparan la sesión de terapia semanal con el apoyo de un trago de valor líquido que les ayuda a recorrer y divagar, con crudeza, humor y sarcasmo, sobre las causas que han provocado el agotamiento de un matrimonio enganchado a la respira- ción asistida. Diálogos intensos, brillantes y fluidos, con ingeniosos giros cargados de metá- foras aplicables a su relación (el Brexit, la patada de Nigel de Jong a Xabi Alonso en la final del Mundial de Sudáfrica de 2010…) y de referencias con cargas de profundidad que tocan aspectos cotidia- nos de una convivencia que erosiona la relación, nos empujan episodio a episodio a querer saber más sobre los motivos que llevan hasta ese pub a la pareja. ¿El deto- nante que motivó el ingreso de la relación en la UCI? La infidelidad de Louise. ¿Las causas? El matrimonio mismo y “todo lo que le cuelga”: niños, hipoteca, familias, colegio, trabajos y no trabajos, el sexo y la falta de él… Todo en tiempo real. Acabadas las consumiciones, la pareja abandona el pub, cruza su particular Abbey Road beattleliano que la lleva a la oficina de la terapeuta y hace sonar el timbre de una puerta verde que nunca les termina de engullir (algo que sí hace con los pocos secundarios que sirven de muleta conversacional a la pareja), porque la terapia real ya se ha produci- do diez minutos antes, en las mesas o en el chester del Thatched House. Un diálogo sin mediación en el que han aflorado reproches, anhelos, miedos, dudas, preguntas y, sobre todo, afecto. State of the Union es una serie que te deja con la sensación de querer un poco más, además de por un peculiar forma- to que incita a su consumo compulsivo, por la necesidad de conocer con más detalle los entresijos de la relación. A principios de año se anunció una segunda temporada que protagonizarán Patricia Clarkson ( Heridas abiertas ) y Brendan Gleeson ( La ley de Comey ), y que se desarrollará en un emplaza- miento distinto: Connecticut (Estados Unidos). A ver cómo resuelven Hornby y Frears una temporada sin el especial toque british de la primera entrega. LA SERIE State of the Union: una crisis matrimonial en diez sorbos JUAN NIETO Director de Comunicación FEDIFAR en Twitter: @johnjohn1600 STATE OF THE UNION ES UN TRAGO BREVE CREADO POR NICK HORNBY Y STEPHEN FREARS QUE DESTILA EL AGRADABLE AMARGOR RESULTANTE DE LA MEZCLA DE LA DRY GIN, EL BITTER CAMPARI Y EL VERMOUTH CARPANO ROSSO, UN SHOT INTENSO EN EL QUE SE DILUYE UN MATRIMONIO EN CRISIS S ocio www.aeseg.es | 27
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