REVISTA EN GÉNERICO NÚMERO 31

n el número 44 de la madrileña calle de Santa Isabel, esquina a San Cosme y San Damián, se encuentra el Palacio de Fernán Núñez . Tras su sobria fachada neoclásica esconde varios suntuosos y bellísimos salones con deslumbrantes lámparas de cristal de Baccarat, techos decorados con cuidadas pinturas, paredes enteladas en seda, maderas nobles, alfom- bras y piezas de la Real Fábrica de Tapices. Escenario de películas como ‘Dónde vas Alfonso XII’ o ‘El maestro de esgrima’ y de series como ‘El tiempo entre costuras’, ‘El ministerio del tiempo’ o ‘Las chicas del cable’, su historia se remonta al siglo XVII y es uno de los mejor conservados de Madrid . Sobre el espacio que ocuparon los huertos del antiguo convento de Santa Isabel, el arquitecto Antonio López Aguado quien realizó las primeras obras para el duque de Alburquerque y su familia que solo lo habitaron hasta 1803. Más tarde, fue utilizado como cuartel y, a la llegada de las tropas francesas, sirvió de hospital. Posteriormente, los descendientes remodelaron el palacio para convertirlo en once viviendas de alquiler y, en 1815, tras diversos avatares, fue heredado por los duques de Fernán Nuñez que encargaron una ampliación y remodelación precisamente al hijo del arquitecto primigenio del edificio, mien- tras que la decoración corrió a cargo de Joaquín Edo del Castillo . Las obras terminaron en 1849 y es a partir de este momento que el Palacio de Fernán Nuñez se convierte en eje de la vida social madrileña. Monarcas, nobles, embajadores y alta burguesía acudían a los bailes y celebraciones con sus mejores galas. Isabel II, Alfonso XII, la reina gobernadora y Alfonso XIII… Se rumoreaba que muchas fiestas reales terminaban en la casa de Fernán Núñez. De ello hablan los cronistas de la época, como del Baile de la Caridad, organizado en beneficio de los afectados por el te- rremoto de Andalucía de 1884. También destacan la amabilidad y exquisitez de los anfitriones, la belleza de sus estan- cias, su enorme salón de baile que evoca la Galería de los Espejos de Versalles, el enorme espejo que, en la escalera principal, servía para que los invitados se atusaran antes de acceder a las fiestas, o el singular jardín con estufa, toda una modernidad para la época. A principios del siglo XIX se realizaron nuevas remodelaciones, se añadieron salones, la terraza de mármol del jardín, encargada a dos famosos arquitectos franceses, las caballerizas… Durante la Guerra Civil, el palacio fue incautado y cedido a la Confederación Nacio- nal de Trabajo (CNT) hasta 1941 que doña Mercedes Anchiorena Uriburu , duquesa viuda de Fernán Núñez, se lo vendió a la Compañía Nacional de Ferrocarriles del Este de España que no pudo disfrutar de él, por la nacionalización de las compañías de ferrocarril y la agrupación de todas ellas en la Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles (RENFE), decretada por el Gobierno, en enero de ese año. Así, el Palacio de Fernán Núñez pasó a pertenecer a esta nueva compañía que encargó su remode- lación a Manuel Cabanyes Mata , experto en estas lides y también responsable de la reconstrucción del Palacio de Liria. En 1967 se realizó una nueva reforma para albergar el Museo del Ferrocarril , aunque este pronto fue trasladado a la Estación de Delicias. Hoy, el Palacio de Fernán Nuñez, sede de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles , conserva todo su esplendor y caminar por él nos transporta a otros tiempos. Si cerramos los ojos, quizá, aún resuene la música de sus glamurosas y distinguidas fiestas. MARÍA CEREIJO Periodista en Twitter: @capitulosiete Tiempo detenido en el corazón de Madrid LA VISITA E N. de la A. El Palacio de Fernán Nuñez se puede visitar en grupo o individualmente los primeros y terceros lunes de cada mes a petición de cita en el teléfono 91 151 10 82 o correo: palacio@ffe.es También organizan en diferentes momentos del año jornadas de puertas abiertas y puede alquilarse para eventos privados. www.aeseg.es | 31

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