REVISTA EN GÉNERICO NÚMERO 30
SERIES Fauda: caos palestino-israelí en Cisjordania E n los últimos estertores de la épica de los Siete Reinos de Juego de Tronos , la serie de David Benioff y Daniel Brett Weiss que mantuvo en vilo durante ocho temporadas a millones de espectadores, HBO encontró un sustituto metadónico al que muchos dedicamos tiempo en los ya olvidados días de vacaciones: Chernobyl , cinco episodios creados por Craig Mazin y dirigidos con maestría por Johan Renck . Esta era la serie que iba a protagonizar este artículo, un drama histórico basado en el libro Voces de Chernóbil ( Svetlana Aleksiévich ) que destripa el accidente que, en abril de 1986, reventó la planta nuclear Vladímir Ilich Lenin de Prípiat: los trabajos de limpieza y descontaminación de los “liquidadores”; la propaganda “negacionis- ta” y las fake news emanadas de la Jefatura de Estado de la URSS de Andrei Gromiko y del Comité Central Partido Comunista en el que Mijaíl Gorbachov actuaba de secretario general; los intentos de algunos científicos, encabezados por Valeri Legásov , para es- clarecer lo sucedido; los efectos inmedia- tos y a largo plazo del desastre… Esa era la intención hasta que en el camino se cruzó Fauda (en hebreo, caos, término utilizado por las fuerzas encubiertas israelíes para avisar de que han sido descubiertos). Se trata de una trepidante serie israelí inspirada en las operaciones de la unidad contraterrorista Mista’arvim (sombras), agentes israelíes encubiertos infiltrados en la comunidad palestina con la misión de detener y/o eliminar terroristas. Nacida de la experiencia del periodista Avi Issacharoff y del actor Lior Raz (da vida al protagonista central, Doron Kavillio) en las Fuerzas de Defensa de Israel, Fauda (Netflix, dos temporadas, 24 episodios que esperan una tercera entrega) desarro- lla una trama que muestra, desde una perspectiva humanizada, el descarnado día a día del conflicto palestino-israelí en Cisjordania: violencia, odio, conflictos de intereses, luchas intestinas, colaboración entre opuestos, traición, sentimientos enfrentados, relaciones íntimas entre enemigos, víctimas colaterales, muerte… A medio camino entre Jack Bauer ( Kiefer Sutherland ) de 24 y Jonas Blake ‘Doctor Ser- piente’ ( Dennis Haysbert ) de The Unit , Kavi- llio, comandante de la Mista’arvim , regresa de su retiro para, junto a su equipo, intentar dar caza a un terrorista de Hamás al que se daba por eliminado: Abu Ahmad, El Pantera , ( Hisham Suliman ), mito para palestinos y pesadilla para israelíes. Alrededor de este objetivo (argumento simple pero efectivo), la primera temporada de este caos teje un entramado en el que cada acto de violencia es respondido con más violencia. Episodios trufados de historias de amor, infi- delidad, amistad, traición, miedos, contra- dicciones y fantasmas, empaquetados en un ambiente opresivo que impide a unos y otros salir de una espiral a la que, como Sísifo a su piedra, están encadenados. Una trama que, lejos de decaer, va a más en una segunda temporada, en la que un terrorista llegado a Nablus desde Siria, Nidal Al Makdisi ( Firas Nassar ), introduce un nuevo protagonista en este caos: el Estado Islámico. Fauda refleja un conflicto en el que, como en una película de Ken Loach , todos tienen miserias escondidas bajo las alfombras. Sí, forma parte de la prolífica ficción televisiva israelí ( When héroes fly, Hostages, Mossad 101 o False Flag …), pero no es un producto de buenos y malos, aunque en un primer mo- mento Hamás la tachó de propaganda sio- nista (luego enlazó la serie en su web). Es la exposición de una realidad, fea, sin ambages ni buenismos, donde es el espectador quien puede juzgar por sí mismo la legitimidad legal o moral de los actos de cada uno. Filmada en árabe y en hebreo, algo que refuerza su credibilidad, al igual que Is- sacharoff y Raz, muchos de los actores pro- tagonistas formaron parte de las unidades de élite de Fuerzas de Defensa de Israel, lo que también se nota. Ahora toca esperar el inminente estreno de la tercera entrega, cuya trama se traslada a la franja de Gaza. Fauda es la exposición de una realidad, fea, sin ambages ni buenismos, donde es el espectador quien puede juzgar por sí mismo la legitimidad legal o moral de los actos de cada uno Juan Nieto Director de Comunicación FEDIFAR en Twitter: @johnjohn1600 www.aeseg.es 29 NÚMERO 30 | NOVIEMBRE 2019 . cio o
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