REVISTA EN GENÉRICO NUMERO 29

DISEÑO BIOFARMACÉUTICO Medicamentos genéricos y bioexenciones E l 6 de febrero de 2019 la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) dio por finalizado el periodo de consulta pública para el borrador de la ‘Guideline for a Biopharmaceutics Classification System-Based Biowaivers’ . El documento definitivo que estará en consonancia con los objetivos del International Generic Drug Regulators Programme (IGDRP) será, sin duda, una contribución importante para el desarrollo de medicamentos genéricos. Guías similares, con algunas diferencias metodológicas, han sido publicadas previamente en Estados Unidos (EE.UU.), Canadá , Australia , etc. Recientemente, la Conferencia Internacional de Armoniza- ción (ICH, por sus siglas en inglés) ha presentado el borrador de la Guía M9 que incorpora la bioexención en un documento de consenso entre EE.UU., Europa y Japón . La bioexención es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un mecanismo regulatorio diseñado para la evaluación de la bioequivalencia que utiliza un método diferente a los estudios in vivo recogi- dos en las normativas regulatorias de los países desarrollados. Se trata de un procedimiento alternativo que tiene como soporte científico el Sistema de Clasifi- cación Biofarmacéutica (SCB) propuesto en 1995 por Gordon Amidon , profesor de Farmacia en la Universidad de Michigan (EE.UU.), aunque sus antecedentes son muy anteriores. En 1897 los químicos estadounidenses A. Noyes y W. Whiney publicaron el primer estudio experimental sobre la velocidad de disolución de sustancias sólidas, que les permitió establecer su conocida ecuación. Su aplicación fue fundamental para impulsar el diseño biofarmacéutico de las formulaciones sólidas orales a partir de los años 50 del siglo pasado. Hasta entonces, el desarrollo y control de los medicamentos que se administraban por vía oral como comprimidos recurría, entre las especificaciones, al ensayo de disgregación, ignorando el proceso de di- solución. Fue E. Nelson en 1957 quien de- mostró, por primera vez, que la disolución de un fármaco in vitro se podía relacionar con las concentraciones que alcanzaba en el plasma sanguíneo después de su administración por vía oral. El test de disolución se incorporó a la Farmacopea de Estados Unidos (USP, por sus siglas en inglés) y al Formulario Nacional (NF, por sus siglas en inglés) en 1971, el cual, con algunas modificaciones, se utiliza en la actualidad. La primera guía para la aplicación del test de disolución de formulaciones sólidas orales lo publicó, en 1981, la Federación Internacional Farma- céutica (FIP, por sus siglas en inglés). Correlaciones in vitro – in vivo Las correlaciones in vitro - in vivo fueron definidas por la Administración de Ali- mentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) como «el modelo matemático predictivo que describe las correlaciones que se pueden establecer entre propiedades in vitro , generalmente la velocidad o exten- sión de la disolución y la respuesta in vivo bien sea la concentración plasmática o la fracción de dosis absorbida». Estas correlaciones, aceptadas por las agencias reguladoras (EMA y FDA), son de gran utilidad en el desarrollo de medicamentos (innovadores y genéricos) y en la optimización de los procesos de fabricación. En los últimos años han sido aplicadas a formulaciones convencionales Las correlaciones in vitro – in vivo son de gran utilidad en el desarrollo de medicamentos (innovadores y genéricos) y en la optimización de los procesos de fabricación Alfonso Domínguez-Gil Hurlé Catedrático Emérito de la Universidad de Salamanca .. NÚMERO 29 | ABRIL 2019 www.aeseg.es 18 nálisis a

RkJQdWJsaXNoZXIy MzA4NDQ=