REVISTA EN GENÉRICO NUMERO 29

fuera de la UE mientras esté en vigor el mismo, así como para el mercado interno europeo durante los últimos meses de su vigencia y garantizar la entrada en el mer- cado el mismo día que expira la patente, adelantando los ahorros al sistema. Por otro lado, fomentará la industria del gené- rico en la UE, evitará que se deslocalice y contribuirá a paliar el desabastecimiento. Pero cuando se aborda la eficiencia de los sistemas de salud no puede hacerse solo en términos económicos, sino en resulta- dos en salud introduciendo el indicador equidad o reducción de las desigualdades. Y es que, a pesar que la inversión se re- cupera respecto a la reducción sufrida en el contexto de la crisis, las desigualdades no se reducen. El nivel socioeconómico y educativo siguen marcando tendencia. La diferencia en la esperanza de vida entre dos varones en función de si tienen o no el título universitario es de hasta ocho años, y de cuatro entre las mujeres. Un 20 por ciento de los adultos con bajo nivel educa- tivo son obesos. Los hogares de ingresos bajos presentan hasta cinco veces más necesidades no cubiertas en salud. El gasto en salud es un factor de cohesión y debe mejorar su eficiencia para que se reduzcan las desigualdades que se perpe- túan con el tiempo, a pesar del incremento del gasto en salud respecto al producto interior bruto (PIB) o per cápita en la UE. Prevención Por otro lado, la prevención es un ámbi- to crucial que puede contribuir de forma muy importante en la reducción del gasto sanitario y contribuir al incremen- to de la esperanza de vida. Se estima que más de 1.200.000 muertes podrían haberse evitado en 2015 mediante polí- ticas de mejora de la salud pública o con una asistencia más rápida y eficaz. Las diferencias en la calidad de los cuidados intensivos o reducir el número de muer- tes prematuras por consumo de alcohol y/o tabaco, en concreto unas 790.000 en 2016, son algunos de los aspectos que lo corroboran. El informe se detiene especialmente en la salud mental como uno de los retos del futuro. Se calcula que afecta a 84 millones de europeos y que supone un coste del 4 por ciento del PIB, en torno a 600.000 millones de euros, mientras que los pro- gramas de prevención y promoción de la salud mental no alcanzan el 20 por ciento de los países a lo largo de las diferentes etapas de la vida, menos aún los desti- nados a las personas desempleadas o de edad avanzada. Es preciso resaltar que el número de suicidios en la UE al año se estima en torno a 84.000 personas. La salud mental aún no tiene la visibilidad necesaria en nuestros sistemas sanitarios, continúa con un estigma social que ha con- tribuido a ello probablemente. Sin embargo, supone cada vez una mayor proporción del gasto sanitario y, no solo eso, sino que tam- bién afecta a la productividad de los países con un coste indirecto en el mercado laboral de 240.000 millones de euros en la UE. En definitiva, el 9,6 por ciento del PIB que supuso el gasto en salud en 2017, un 8,8 por ciento en 2018, se enfrenta a nuevas demandas, pero también tiene importan- tes aspectos a mejorar en su eficiencia. No obstante, la equidad en términos de calidad y accesibilidad, bajo el principio de universalidad, debe ser un eje central en la adopción de futuras medidas para seguir mejorando la salud de la ciudadanía europea, lo cual es valorado muy especial- mente por esta. La eficiencia del gasto en salud presenta claros ámbitos de mejora y con ello contribuiría a la sostenibilidad de los sistemas de salud Desde el Parlamento Europeo se trabaja para contribuir a una mayor penetración de medicamentos genéricos y biosimilares www.aeseg.es 13

RkJQdWJsaXNoZXIy MzA4NDQ=